¿por qué ahora?
Febrero es un mes fantástico para empezar algún cambio, es un mes corto, después del eterno enero que todavía está salpicado de fiestas, comilonas y familia, y es un mes de por si insulso, variable, unos años 28 días otros 29, debemos añadir en su defensa y aún a riesgo de caer en la ñoñería que es el mes del amor a parte de esta fecha, poca celebración, se aleja de la Navidad y queda corto para la Semana Santa, apostemos por febrero.
Por varías razones, la primera que ya he pasado los 40, parece a priori ser algo más psicológico que físico, pero no es verdad, creo que hay mucho cambio detrás de esta edad, las canas, las gafas, la capacidad de recuperación, la del hambre, la del sueño... si observamos nuestro cuerpo veremos que ha cambiado, no es el mismo que teníamos con 30 y mucho menos el que teníamos con 20, si bien en cada año cumplido se pueden observara ciertos cambios, creo que a partir de los 40 estos se vuelven más evidentes, no estoy diciendo que sean mejores o peores, ni que sean preocupantes, simplemente son más evidentes.
Este es mi caso, pero no tiene que ser el tuyo para poder seguir conmigo este proceso, cada individuo es diferente, único, y cada uno tiene que escucharse a si mismo, analizar su momento y darse cuenta de que es lo que necesita, no podemos dejar en manos de los demás nuestra salud y equilibrio, nosotros somo los principales responsables.
Cuando nuestros hijos son pequeños y les llevamos al pediatra, se nos pregunta continuamente como es nuestro hijo, qué come, cuánto duerme, si este color es normal, si este episodio es habitual, nuestro hijo es un ser al que observamos continuamente, sabemos si respira como siempre o no, si come como siempre o no, si el color de su piel es el de siempre o puede ser un síntoma de algo, y el propio médico confía en nuestra experiencia y observación. Te invito a que durante 28 días te trates como si fueras tu propio hijo, que te observes, te sientas y te percibas en todos los aspectos de tu ser ¿te apuntas?
Este es mi caso, pero no tiene que ser el tuyo para poder seguir conmigo este proceso, cada individuo es diferente, único, y cada uno tiene que escucharse a si mismo, analizar su momento y darse cuenta de que es lo que necesita, no podemos dejar en manos de los demás nuestra salud y equilibrio, nosotros somo los principales responsables.
Cuando nuestros hijos son pequeños y les llevamos al pediatra, se nos pregunta continuamente como es nuestro hijo, qué come, cuánto duerme, si este color es normal, si este episodio es habitual, nuestro hijo es un ser al que observamos continuamente, sabemos si respira como siempre o no, si come como siempre o no, si el color de su piel es el de siempre o puede ser un síntoma de algo, y el propio médico confía en nuestra experiencia y observación. Te invito a que durante 28 días te trates como si fueras tu propio hijo, que te observes, te sientas y te percibas en todos los aspectos de tu ser ¿te apuntas?